Complejidades en el mercado brasileño de cannabis: “Descascar O Abacaxi”

Por Esteban Rossi I., Ph.D., Analista, New Frontier Data

A pesar de sus recientes desafíos de salud pública, Brasil representa la principal economía de América del Sur. Con una población de más de 213 millones y un PIB en 2020 de $1,43 mil millones de dólares, el mercado brasileño ha captado el interés de numerosas empresas desde los inicios de la industria legal del cannabis.

Fuentes oficiales y encuestas locales indican que 4,8 millones de brasileños consumen cannabis de forma recreativa y que doce millones de pacientes crónicos lo utilizan para manejar sus condiciones. Además, debido a su gran población, el mercado potencial para usos cosméticos, médicos o adulto, es considerable. Dado que esta información no es nueva y el tamaño del mercado de Brasil es bien conocido, ¿por qué la industria de este país no ha evolucionado más rápidamente?

New Frontier Data describe las tres barreras principales que dificultan el avance de la industria brasileña regulada del cannabis: 1) un marco regulatorio demasiado restrictivo, 2) costosos productos médicos registrados, y 3) un gran mercado ilícito de cannabis cultivado en Paraguay y comercializado en Brasil. Esas barreras requieren atención, ya que reducen o incluso impiden que los pacientes obtengan cannabis medicinal de forma segura y entran en conflicto con el derecho a la salud. Por consiguiente, vale la pena que los interesados de esta industria tengan presente la complejidad que reviste el mercado brasilero, o como dicen en localmente: “descascar o abacaxi”, pelar lentamente la piña.

Marco regulatorio demasiado restrictivo

En general, el marco legal para el cannabis sigue siendo muy restrictivo. Tanto el cultivo, como la fabricación y la distribución de productos de cannabis medicinal se encuentran restringidos. Aunque el cultivo y la posesión de cannabis para uso personal no se considera un delito, le corresponde al poder judicial definir los límites del uso personal de acuerdo a las circunstancias, el contexto y la cantidad. Esta situación deja a los usuarios legalmente expuestos y es particularmente problemática para las minorías raciales o étnicas.

Además, la ley prohíbe las actividades de cultivo personal o industrial. En diciembre de 2019, la agencia sanitaria y sanitaria de Brasil, Agência Nacional de Vigilância Sanitária (ANVISA), rechazó una iniciativa para regular el cultivo. En consecuencia, ni los usuarios ni las empresas están autorizados a cultivar cannabis para usos médicos o para adultos. Por otro lado, en 2019 ANVISA autorizó la importación de productos médicos: la Resolución 327 detalla los requisitos para la fabricación, importación y prescripción de productos de cannabis registrados para usos medicinales. Aunque ANVISA describió detalladamente los requisitos para las importaciones, el proceso sigue siendo engorroso. Para obtener una autorización para fabricar medicamentos, las instalaciones deben obtener la certificación GMPP, y posteriormente cumplir con un límite de 0.2% de THC entre otros requisitos.

Además, se encuentra prohibido hacer publicidad sobre los productos de cannabis. Hasta el momento los productos de uso medicinal solo se pueden obtener con prescripción médica una vez agotadas las alternativas terapéuticas. ANVISA autorizo el primer producto en abril de 2020 y este año se autorizaron dos nuevos productos de CBD, fabricados en EE. UU. Por último, las farmacias de compuestos no pueden fabricar productos a base de cannabis, lo cual es lamentable teniendo en cuenta que, en otros países de América del Sur, las fórmulas magistrales se consideran esenciales para garantizar que los pacientes tengan un acceso seguro y asequible a los productos de cannabis.

Productos médicos costosos

Las cifras actuales indican que los productos medicinales disponibles en el mercado brasileño siguen siendo demasiado costosos. Mevatyl (Sativex) de GW Pharmaceuticals fue aprobado por ANVISA en 2017 y es distribuido por Ipsen como un aerosol oral que cuesta alrededor de $ 645 USD por tres botellas de 10 ml. Mientras tanto, una solución de cannabidiol fabricada por Prati-Donaduzzi cuesta aproximadamente $ 472 USD). Por el contrario, en Argentina un producto similar comercializado como Convupidiol (con un contenido de CBD de 100 mg / ml), tiene un precio de $70 USD por una botella de 35 ml. Para interpretar estas cifras es importante recordar que el salario mínimo de Brasil es de $212 dólares al mes, lo que significa que estos productos medicinales son inaccesibles para un segmento de 49 millones de personas. 

Cultivo ilícito a gran escala en Paraguay para consumo en Brasil

Durante casi dos décadas, Paraguay ha sido el principal productor ilegal de cannabis para el Cono Sur. Según un informe del Instituto Transnacional y datos de la Secretaría Antidrogas (SENAD), Paraguay produce entre el 70% y el 80% del cannabis ilícito de Brasil (tanto para sus mercados de uso médico como para uso adulto). Anualmente Paraguay cultiva entre 6.000 y 7.000 hectáreas, emplea alrededor de 20.000 personas y produce alrededor de 16.500 toneladas de flor. En 2018 la SENAD incautó 1.000 toneladas de flor seca lista para distribuir, mientras que en 2019 destruyó 1.629 hectáreas. Se estima que el valor de las exportaciones de cannabis paraguayo a Brasil alcanzó los $709 millones de dólares. En comparación, en 2019, Paraguay exportó soja por valor de $ 389 millones de dólares, su principal cultivo agrícola para exportación.

A pesar de su enorme escala, la investigación sobre la producción ilegal de cannabis en Paraguay ha sido limitada: el impacto de este microcosmos económico rara vez se discute en relación con las políticas de saludo ambiente del gobierno brasileño. El actual régimen regulatorio restrictivo y prohibicionista de Brasil reduce la competencia y aumenta los precios, facilitando la creación de grandes empresas que no pagan impuestos. Asimismo, la prohibición crea importantes incentivos económicos para que los consumidores y los funcionarios gubernamentales adquieran cannabis para uso personal en el mercado ilícito, lo que debilita las instituciones estatales. Por consiguiente, el gobierno brasileño aún tiene que encontrar instrucciones para “descascar o abacaxi” y facilitar el crecimiento de la industria. Los usuarios, por su parte, se ven forzados a buscar vías alternativas para mejorar el acceso a productos médicos y proteger los derechos de los pacientes.

Avances y esfuerzos

Numerosas asociaciones de pacientes de todo el país han cooperado para facilitar el acceso a los medicamentos y algunas iniciativas han obtenido reconocimiento nacional. Brasil tiene más de tres docenas de asociaciones registradas formadas por consumidores de cannabis medicinal, aunque a menudo tienen dificultades para desarrollar y mantener suministros confiables para sus miembros. Asociaciones como Abrace Esperança (Associação Brasileira de Apoio Cannabis Esperança) y Apepi (Associação de Apoio à Pesquisa e Pacientes de Cannabis Medicinal) han atendido a miles de pacientes en diversas jurisdicciones gracias a una acción legal y se han convertido en un ejemplo para numerosos pacientes en todo el país. que carecen de acceso a productos de cannabis seguros y asequibles.

Las asociaciones de pacientes están presionando a ANVISA, recaudando fondos para expandir su capacidad productiva y promoviendo una serie de iniciativas regulatorias destinadas a expandir el acceso al cannabis, particularmente a través de un proyecto de ley que regularía el cannabis y el cultivo. Aunque popularmente recibida por los medios y el público, aún está por verse cómo avanzara esta legislación a la cámara baja del congreso y al senado, dada la oposición del diálogo más amplio sobre la reforma del cannabis, los conservadores y el propio presidente.

Grandes contradicciones plagan el régimen brasileño y la regulación sobre cannabis. Si bien los productos registrados siguen siendo demasiado costosos, las asociaciones enfrentan crecientes costos de cumplimiento y desafíos legales. Mientras tanto el estado mira hacia otro lado cuando actores ilícitos bien organizados contrabandean cientos de toneladas de flor seca de cannabis desde Paraguay. Sin embargo, a pesar de las dificultades, los usuarios y pacientes encontraron formas de desarrollar productos y educar al público. Si bien es imposible anticipar que decidirá el poder legislativo en los próximos meses, la industria legal del cannabis es parte de una tendencia mundial a favor de la regulación, la salud y el bienestar que será imposible revertir.

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