Ecuador Avanza Con Las Directrices Para El Cultivo De Cáñamo

Por Esteban Rossi I., Ph.D., Colaborador especial de New Frontier Data

En octubre pasado, el Ministerio de Agricultura ecuatoriano publicó sus lineamientos para el cultivo del cáñamo, estableciendo las bases para que el país se convierta no solo en un productor y exportador de flor, grano y fibra, sino también en un potencial mejorador de cáñamo.

Ecuador aprendió de sus vecinos y se movió rápidamente. Pocos meses después de su anuncio inicial, el Ministerio de Agricultura y Ganadería, con el apoyo de numerosos asesores profesionales, desarrolló directrices detalladas que regulan la importación, el cultivo, la comercialización, la transformación y la investigación del cáñamo. Las directrices describen los requisitos para la obtención de licencias con los procedimientos legales y técnicos necesarios para garantizar el cumplimiento y la eficiencia.

El cáñamo constituye una oportunidad ideal para Ecuador. Actualmente, el país juega un papel importante en el mercado regional de aceite de palma, camarón y cacao. Esa experiencia, junto con los terrenos adecuados, mano de obra y un clima tropical, lo ubican en una buena posición para cultivar cáñamo industrial.

Por ahora, la estrategia regulatoria elegida por Ecuador se enfoca exclusivamente en el cáñamo y depende de una sola agencia gubernamental: el Ministerio de Agricultura. Según el empresario José Saltos, ese enfoque dirigido busca facilitar los procedimientos de concesión de licencias y prevenir obstáculos al cumplimiento causados ​​por problemas técnicos o interpretaciones contradictorias de la ley. Desafortunadamente, en otros países la coordinación entre agencias gubernamentales sigue siendo un proceso lento. Dado que la manipulación de THC constituye una carga para las empresas y las agencias gubernamentales, comenzar con el cáñamo constituye una medida prudente y estratégica para Ecuador.

La experiencia reciente de Colombia y Estados Unidos ilustra algunos desafíos causados ​​por marcos regulatorios novedosos y a menudo irregulares. Dado que Colombia se centró inicialmente en el cannabis medicinal, las regulaciones no consideraron las características agronómicas del cáñamo o la necesidad de importar grandes cantidades de semilla para ensayos agronómicos. Aunque posteriormente se corrigieron estas deficiencias regulatorias, las empresas Colombianas de cáñamo experimentaron retrasos operativos de 12 a 24 meses.

Un obstáculo similar se observó en los Estados Unidos cuando el Departamento de Agricultura cambió el umbral de THC permitido en el cáñamo. De repente, los agricultores se enteraron de que sus plantas de cáñamo se habían vuelto “psicoactivas”, por lo cual los productores se vieron obligados a tomar medidas de emergencia para deshacerse de este material vegetal. Posteriormente, las agencias gubernamentales se vieron inundadas de quejas y acciones legales que continúan hasta el día de hoy. Gracias a la estrategia escogida, se espera que Ecuador estos desafíos ágilmente.

La regulación en breve

El marco regulatorio desarrollado por el Ministerio de Agricultura tiene como objetivo facilitar el ciclo productivo. La regulación (es decir, el Acuerdo Ministerial 109) cubren la importación, cultivo, cosecha y postcosecha, almacenamiento, procesamiento, comercialización y exportaciones. El cáñamo se define como cannabis con menos del 1% de THC en peso seco e incluye flores, biomasa, fibra y cualquier derivado. El umbral del 1% ofrece ventajas cruciales, ya que amplía el número de cepas que se pueden utilizar y facilita el cumplimiento para los productores novatos.

Las pautas estipulan que los derivados del cáñamo, incluidos los aceites, las resinas y las tinciones, deben utilizarse como materias primas para fabricar productos cosméticos, medicinales o comestibles. Esas materias primas no pueden venderse directamente al público. Los derivados definidos del cáñamo industrial incluyen artículos, fibra, semillas, flores o cualquier otro material leñoso con menos del 1% de THC que pueda usarse para la fabricación de alimentos, bebidas o complementos.

La regulación define siete tipos de licencias para cubrir toda la cadena de suministro, desde la adquisición de semillas en los mercados internacionales hasta la exportación de derivados. Los tipos de licencia incluyen: 1) importación de semillas, 2) producción de semillas, 3) cultivo, 4) cultivo para fines industriales, 5) procesamiento, 6) mejoramiento, genética e investigación, y 7) comercialización, exportación y usos asociados. Curiosamente, el marco permite a las empresas centrarse en un nicho de mercado específico en lugar de construir un proceso de producción integrado verticalmente.

Los requisitos legales para las solicitudes de licencia también son sencillos. Los requisitos básicos incluyen un formulario de solicitud, la información legal de la empresa y un plan técnico que describe los enfoques propuestos para el cultivo, la producción o la comercialización. Los solicitantes también deben proporcionar información sobre el sitio de producción y cumplir con algunos requisitos específicos según el tipo de licencia que se solicite.

Las tarifas y tarifas de las licencias se publicaron en el Acuerdo Ministerial 141. El Ministerio de Agricultura aseguró que las tarifas de las licencias serían asequibles para las empresas locales, que generalmente pagan entre $ 400 y $ 3,000 USD, según el uso y la extensión. Los costos mayores esperan a las empresas interesadas en comprar biomasa a granel para la exportación, un enfoque que resuena con el espíritu general de las directrices.

Implicaciones para América Latina

Con la publicación de sus pautas de producción de cáñamo, Ecuador envía un poderoso mensaje a la industria. A pesar de las dificultades causadas por COVID-19, los legisladores locales reconocieron tanto las oportunidades que ofrece la industria como el interés del mercado en ellas. En consecuencia, el Ministerio de Agricultura elaboró ​​un marco normativo bien alineado con la experiencia establecida en el país en materia de negocios.

Los encargados de formular políticas y sus asesores merecen elogios por su enfoque y puntualidad. La industria del cáñamo ecuatoriana parece estar lista para avanzar rápidamente, ya que los procedimientos de concesión de licencias y los requisitos técnicos se diseñaron cuidadosamente. Es de esperar que la implementación de la política continúe en líneas similares, sin retrasos burocráticos excesivos.

Además, las directrices incorporan valiosas lecciones recopiladas por empresas uruguayas y colombianas durante los últimos dos años. Primero, a las empresas ecuatorianas se les permitirá exportar flores (por ejemplo, artículo 19). Teniendo en cuenta los envíos recientes de Uruguay a Suiza y Portugal, sería miope no abrir la puerta al gran mercado europeo. Por supuesto, los productores ecuatorianos primero deben superar numerosas barreras de entrada. Sin embargo, acortar el tiempo de comercialización y establecer un flujo de caja positivo mejorará drásticamente las probabilidades de las empresas nacientes de cáñamo.

En segundo lugar, a diferencia de las regulaciones de otros países, las directrices ecuatorianas no alientan (pasivamente) a las empresas a establecer operaciones integradas verticalmente (por ejemplo, Capítulo 6, Artículo 22). Aunque la evolución del mercado local es impredecible, permitir que las empresas se concentren en nichos específicos puede traducirse en ventajas competitivas relevantes. Numerosas empresas de cannabis canadienses y colombianas lucharon con la integración vertical debido a las empinadas curvas de aprendizaje y los altos riesgos. En consecuencia, la capacidad de centrarse en un producto, modelo de negocio o mercado especifico sigue siendo fundamental.

En última instancia, al enfocarse en el cáñamo, Ecuador colocó cuidadosamente la piedra angular para impulsar la regulación en el futuro. Una vez que el cáñamo se haya establecido como un negocio prometedor, el público estará más preparado para iniciar debates más amplios sobre el cannabis medicinal y para adultos. Posteriormente, con el apoyo de una coalición más amplia de empresas e individuos, el gobierno debería estar preparado para involucrar al poder legislativo y la oposición. De acuerdo con el experto y consultor en cannabis Manuel Baselga, Ecuador dio un paso clave en la dirección correcta. No obstante, los empresarios, inversores y defensores no deben olvidar que los cambios regulatorios con frecuencia tardan en implementarse.

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