Innovación en la industria del cannabis

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Por Esteban Rossi I., Ph.D., Analista, New Frontier Data

A pesar del gran apoyo de la ciudadanía y de las crecientes ventas (en algunas jurisdicciones) y de sus importantes beneficios, la industria latinoamericana del cannabis está evolucionando más lentamente de lo previsto. Podría decirse que la dinámica del proceso legislativo lo hace intrínsecamente lento y choca con los requisitos de la innovación. Mientras tanto, las empresas de cannabis se esfuerzan por generar ingresos, y los pacientes se quejan de las barreras para obtener productos con alto contenido de THC. A continuación, New Frontier Data ilustra las causas de los retrasos en el proceso político e identifica los requisitos para la creación del mercado. Como siempre, los datos utilizados se pueden encontrar en el Reporte Global y en la plataforma de inteligencia empresarial EQUIO.

La burbuja 

Canadá despertó el interés en la industria internacional del cannabis tras la firma del proyecto de ley C-45 en 2018, al poco tiempo, los banqueros de inversión comenzaron a hacer numerosas ofertas públicas de nuevas empresas de cannabis (IPOS –siglas en ingles). En consecuencia, los banqueros, los empresarios y los medios de comunicación se vieron fuertemente incentivados a promocionar (vender) acciones de nuevas empresas en lugar de establecer bases sólidas para una nueva industria. Las consecuencias de este descuido fueron graves: en menos de dos años, las valoraciones de las empresas se volvieron imposibles de justificar, las proyecciones de ventas se desmoronaron y numerosas empresas se encontraron con un balance vergonzoso y pocas ideas para el futuro. Los inversores, a su vez, descubrieron que la narrativa dominante que describía un mercado enorme y accesible era sencillamente errónea.

Debido al momento y al contexto político, la industria colombiana adoptó numerosos elementos del modelo regulatorio canadiense. Esas similitudes permitieron a Colombia atraer más de $288 millones de dólares estadounidenses en inversión extranjera. Sin embargo, los pioneros de la industria se enfrentaron a retos operativos, subestimaron la importancia del mercado regional en sus planes de negocio y, a menudo, se comportaron mal al tratar de influenciar el proceso normativo y regulatorio para que se ajustara a sus objetivos. Y lo que es más importante, después de un par de años intentando comercializar sus productos, las empresas con operaciones en Latinoamérica descubrieron que la narrativa impulsada por los banqueros canadienses no se ajustaba a los hechos.

Los entusiastas del cannabis deben recordar esa historia reciente para tomar decisiones de inversión acertadas. Afortunadamente, el péndulo se alejó de los valores de las historias y volvió a lo fundamental. Ahora contamos con datos sólidos que describen lo que los consumidores, los pacientes y los reguladores realmente necesitan y lo que pueden pagar. También es importante conocer las barreras que dificultan la formación y el crecimiento del mercado legal.

Barreras a la innovación y a la creación de mercado 

El primer reto para la industria del cannabis consiste en conseguir la aprobación del público. El público en general sigue estando poco informado sobre los beneficios sanitarios, económicos y de seguridad de la legalización del cannabis. La conversación pública requiere tiempo y perspectiva cultural. Después de cuatro décadas de políticas prohibicionistas, es comprensible que muchas personas (sobre todo las de mayor edad) estén algo confundidas, aunque también sientan curiosidad por las consecuencias de la legalización. Los pacientes de cannabis, los consumidores y sus familias desempeñarán un papel destacado en este diálogo público.

El segundo reto es asegurar la voluntad política necesaria para la reforma. Por razones estratégicas, los lideres políticos tradicionales tienden a distanciarse del debate sobre el cannabis. Es comprensible que existan dificultades y que las iniciativas no arrojen los resultados esperados, por lo que es fácil que los opositores tergiversen los esfuerzos de legalización y perjudiquen a un candidato. Además, algunos grandes intereses económicos, principalmente del sector farmacéutico, compiten por segmentos del mercado del cannabis y con frecuencia provocan retrasos en la regulación. Un amplio conjunto de regulaciones sanitarias promulgadas para la protección del consumidor puede convertirse gradualmente en barreras de entrada de facto que protegen a los más antiguos y obstaculizan la innovación. El resultado: en lugar de adquirir productos locales y probados en mercados legales, los consumidores locales se ven obligados a comprar tinturas de CBD en pequeñas tiendas, y productos de THC a distribuidores local o a través de portales en línea.

Un tercer reto reside en la aplicación de la normativa y la reglamentación técnica. Numerosos países, entre ellos: Colombia (por ejemplo, Invima), Argentina (Reprocann), y México (Secretaría de salud, Conadic) establecieron un marco legal para el cannabis medicinal; sin embargo, los lideres políticos fueron incapaces de establecer la capacidad regulatoria suficiente para fomentar la industria local. Con el tiempo, las múltiples demandas y la escasez de fondos públicos hicieron que el cannabis medicinal quedara relegado en las respectivas listas de prioridades. Como alternativa, un gobierno puede crear una agencia reguladora independiente que se encargue únicamente de la regulación del cannabis, y utilizar los derechos de licencia para garantizar que la agencia tenga los recursos necesarios para cubrir sus gastos. Tanto Uruguay (IRCCA) como Jamaica (CLA) obtuvieron buenos resultados con este enfoque.

Próximos pasos de los miembros de la industria 

A medida que el apoyo popular a la reforma sigue creciendo, la industria del cannabis debe asegurarse de que el público en general (es decir, los líderes políticos, los grupos minoritarios y la comunidad médica) reconozca y comprenda la importancia de regular adecuadamente el uso de cannabis. Además, la reforma del cannabis debe examinarse en el contexto de las actuales transiciones en los patrones de consumo, el envejecimiento y la atención sanitaria en todo el mundo. El reto educativo, que actualmente asumen las ONG y las asociaciones de cultivadores, exige disciplina, paciencia y apoyo.

Para los empresarios y dueños de negocios, quizás valga la pena volver a lo básico. Primero, asegurar el acceso a los consumidores y luego retroceder en la cadena de suministro a medida que el mercado crece. A nivel nacional, las empresas cannábicas deben presionar a los reguladores para que establezcan dispensarios o farmacias centradas específicamente en el cannabis. Este canal de distribución -probado ampliamente en Uruguay, Florida y Colorado- es fácil de controlar y muy rentable. Una vez más, la solución pasa por volver a lo fundamental y vender flores de calidad directamente a los consumidores.

Para los inversores ángeles, el joven sector sigue siendo prometedor y está lleno de oportunidades (ver gráfico). Recomendamos analizar los flujos de caja, identificar productos o tecnologías sólidos, hitos operativos y la base de clientes. En general, los inversores deben tener mucho cuidado con las empresas controladas por el capital canadiense, de los modelos de negocio basados en grandes mercados de exportación (B2B) o de los grandes equipos directivos poblados de expertos de otros sectores y con grandes sueldos. También es importante tener en cuenta que en 2020 las ventas en el mercado latinoamericano de cannabis ascendieron a $12.000 millones de dólares $USD, en su mayoría transacciones en el mercado ilícito o gris.

Para los reguladores, parece que ha llegado el momento de desarrollar agendas internacionales audaces. A medida que el mercado europeo siga evolucionando, surgirán numerosas oportunidades en el viejo continente. Las agencias de exportación como Procolombia y Proecuador deberían seguir el enfoque desarrollado por Uruguay XXI, y abrir nuevos mercados para el cannabis latinoamericano en Europa. Será una tarea difícil, pero de crucial importancia.

Recientemente, jurisdicciones pequeñas como Luxemburgo y Malta tomaron medidas importantes para regular sus mercados internos y atraer a consumidores e inversores. Esos países, con burocracias pequeñas y líderes ambiciosos, poseen oportunidades privilegiadas para innovar mientras aprueban una legislación audaz sobre el cannabis. Con el tiempo, estos avances deberían inspirar a otros países y darles impulso. Además, en Alemania, el nuevo gobierno de coalición ha expresado su interés en ampliar el acceso al cannabis, tal vez mediante la regulación del cannabis para adultos. Dado que la normativa alemana se está redactando de forma activa, sería un buen momento para ampliar los canales de distribución desde América Latina, al tiempo que se asegura un espacio en el mayor mercado legal de Europa.

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