Retrocesos en Colombia: Monopolios, dificultades y escasas ventas

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Por Esteban Rossi I., Ph.D., Analista, New Frontier Data

Aunque la demanda mundial de flor de cannabis sigue creciendo, el gobierno colombiano acaba de rechazar un nuevo decreto que permite la exportación de flores. La decisión perjudicó a la industria y genero controversia, particularmente porque la decisión había sido discutida a fondo y respaldada por el ministerio de justicia y altos funcionarios del gobierno. A continuación, New Frontier Data describe el contexto y las implicaciones de esta decisión.

Antecedentes

Desde 2016, las empresas de cannabis con sede en Colombia recibieron considerable atención de los medios de comunicación e inversiones extranjeras. Como se ha informado ampliamente, su marco regulatorio (Decreto 613, 2017) atrajo más de $ 450 millones de dólares en capital de riesgo al tiempo que estimuló las inversiones locales. Cuando el conservador Ivan Duque asumió la presidencia en 2018, las empresas locales temían que su nueva administración no apoyara a la naciente industria del cannabis. Los eventos indican que las empresas locales tenían razón.

Siguiendo las sugerencias de numerosas empresas y asociaciones, el pasado mes de Febrero representantes de la industria encabezados por Rodrigo Arcila, presidente de Ascolcanna, solicitaron al gobierno que autorizara la exportación de flor seca de cannabis para uso medicinal. La solicitud surgió luego de un proceso de consulta de un año con agencias estatales y asociaciones industriales (Asocolcanna, Asocannacol, Asocañamo, Procannaco y la Cámara Colombiana del Cannabis). Inicialmente, los funcionarios del gobierno acogieron la propuesta, pero a fines de junio el presidente la rechazó.

Siguientes pasos

Las razones del gobierno para revertir su posición no están claras. Fuentes cercanas a la administración creen que el gobierno sigue comprometido con políticas prohibicionistas y sujeto a intensos esfuerzos de lobby. Aparentemente, dos empresas enfocadas en la producción de extractos, se oponen a la exportación de flor para evitar que las empresas más pequeñas alcancen hitos comerciales y los opaquen. Por el contrario, las empresas centradas en la producción de flor dependen de las nuevas regulaciones para exportar cantidades significativas a los grandes mercados internacionales, ubicados principalmente en Europa. En consecuencia, al parecer algunos grandes jugadores están retrasando el avance de la industria y buscando asegurar una posición monopolística.

Calcular el impacto económico del rechazo del gobierno a la exportación de flor seca es sencillo: primero, dado que las exportaciones de Uruguay el año pasado sumaron $9 millones de dólares, New Frontier Data estima que las empresas colombianas podrían vender fácilmente entre $ 10 y $ 30 millones en flor seca anualmente.En segundo lugar, considerando que las importaciones de flor de Alemania sumaron 54 millones de euros (63,8 millones de dólares) en 2020, si los productores colombianos pudieran conquistar el 15% del mercado, las exportaciones anuales podrían alcanzar los 8 millones de euros (9,5 millones de dólares). En consecuencia, las empresas colombianas tienen amplias oportunidades en el mercado internacional de flor.

Tercero: a pesar de las dificultades, las exportaciones colombianas de derivados del cannabis exhibieron un crecimiento considerable de $ 310,000 en 2019 a $ 4.5M USD el año pasado. Por tanto, si se permitiera la exportación de flor, las ventas internacionales podrían aumentar significativamente. Además, el crecimiento de las exportaciones estimularía una industria paralela de formulaciones magistrales, medicamentos, suplementos dietéticos, alimentos y productos industriales. El efecto multiplicador de esos productos sobre la economía colombiana sería considerable.

Por lo tanto, es importante que las empresas productoras de cannabis con sede en Colombia que luchen activamente por mantener su ventaja competitiva en América Latina mientras se preparan para el próximo gobierno.

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